Luego de descansar una semana, aprovecho este espacio para hacer un breve resumen de lo que fue mi experiencia como jurado del 1er Fiacid. Lo más anecdótico para mí fue no poder asistir a ninguna de las proyecciones oficiales por mi horario de trabajo (de 3pm a 9pm de lunes a sábado). Fue por ello que tuve que visionar las 16 cintas en competencia durante las madrugadas en mi casa y en funciones especiales para el jurado que se llevaron a cabo en las mañanas. Lamentablemente, no pude ver las pelas de los otros jurados (Ivan Fund y José Luis Torres Leiva) ni las de la muestra de cine regional, pero sé que tarde o temprano corregiré eso.
Efectos especiales (Chile-2011)
Mi favorita del certamen fue "Efectos especiales" del cineasta chileno Bernardo Quesley. Se trata de una cinta experimental que simula el intento fallido de un rodaje súper independiente. Fue grabada en un solo día con un equipo compuesto por 5 personas: 2 actrices, el director, el productor y el camarógrafo (al que nunca se le ve). Es una película original, absurda, irreverente y punk que juega de forma muy inteligente con el espectador. Fue hecho con los más minimos recursos y, con toda justicia, logró el premio mayor, aunque compartiéndolo con el documental ecuatoriano-chileno "Abuelos". Éste trabajo de Carla Valencia Dávila es una propuesta muy íntima y personal que habla sobre los 2 abuelos de la realizadora, uno muerto en Chile en la época de la dictadura y otro que se dedicó a tratar diversas enfermedades con fórmulas naturistas. Pese a ciertos fallos y excesos producidos por lo difícil que es ser objetivo al tratar un tema como este, es digna de ser destacada por la fuerza emotiva de sus testimonios e imágenes de archivo.
Abuelos (Ecuador-2011)
La mención honrosa fue para "Las marimbas del infierno" del guatemalteco Julio Hernández Cordón. Una delirante cinta venida de Centroamérica que narra la historia de un músico de marimba fracasado que busca formar una nueva banda fusionando su sonido con el de unos metaleros. Si bien es deudora del cine costumbrista festivalero que en los últimos años se impone en la mayoría de certámenes de cine, tiene una gracia particular y un desparpajo brutal, además de unos protagonistas tremendamente entrañables. También fue reconocida con el premio de la APRECI, cuyo jurado estuvo integrado por Leny Fernández, Gabriel Quispe y Raúl Ortiz-Mory.
Las marimbas del infierno (Guatemala-2010)
El premio para el mejor documental recayó para la argentina "El ambulante", dirigida por Eduardo De La Cerna, Lucas Marcheggiano y Adriana Yurcovith. La cinta sigue a un viejo aficionado al cine que recorre pequeños pueblos argentinos y en cada uno pide albergue por un mes para de ahí solicitar a las autoridades y a los propios pobladores su apoyo para realizar una película que retrate su comunidad. Se trata de un documento sumamente emotivo de un personaje inolvidable y de su gran y contagiante pasión por el cine. De lejos, mi documental favorito del festival.
El ambulante (Argentina-2010)
El premio para la mejor película peruana fue para el documental "Saicomania" de Háctor Chávez. Si bien es cierto que no maneja un lenguaje especialmente destacable, el feeling que provoca la revaloración histórica de la banda de rock más legendaria de Perú y el minucioso de trabajo de investigación y de registro que demandó su realización bastaron para darle el voto de confianza nacional. La ganadora del premio del público (fueron más de 4000 espectadores durante 10 días de cine) fue la peruana "Lima bruja: retratos de la música criolla" de Rafael Polar.
Saicomania (Perú-2011)
El resto de películas estuvieron entre regulares y malas, pero eso es de lo más común en el universo de los festivales. Sin embargo, no deja de alegrarme el que todas las películas que me gustaron hayan tenido su justo reconocimiento. La deliberación con Fund y Torres Leiva (este último, a través del skype ya que, a último momento, no pudo venir por problemas de salud) fue de lo más relax y fue muy fácil ponernos de acuerdo para reconocer a nuestros favoritos el el orden correcto. Sólo me queda agradecerle una vez más a la organización del festival por permitirme ser parte de él de una manera tan activa. Estoy seguro que, conforme pasen los años, este evento seguirá creciendo y se convertirá en una vitrina para conocer a los nuevos talentos de la región.
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